miércoles, 16 de febrero de 2011

Misterio Resuelto

“Perdona, ¿qué llevas en el bolso? Es simple curiosidad”. Esta es la clásica pregunta que todo hombre indiscreto (el varón lo es por naturaleza, aunque muchos renieguen de ello) formula tras sujetar durante unos minutos el bolso de una amiga o compañera. Aunque también hay que decir que llama la atención las dimensiones que en ocasiones pueden llegar a tener algunos hand bag, tan de moda últimamente. A la conclusión que el gremio femenino ha llegado es que, cuanto más grande es el bolso, más cosas se acaban introduciendo y por tanto, más complicada supone la búsqueda de los objetos.

Pero esto no siempre fue así y a las pruebas nos remitimos. Hace 50 años, la mujer no se paraba a pensar qué debía meter en el bolso y qué no. Tampoco perdía horas delante del espejo comprobando si combinaba mejor el azul o el verde en función de la ropa que había escogido para la ocasión. Salvo excepciones, las féminas contaban con un único bolso, el clásico negro. La función de este era clara: llevar un paquete de pañuelos, el monedero, un abanico y poco más. Quizás para las damas de entonces esto era suficiente, pero lo cierto es que la mujer actual lleva alguna que otra cosa más. Para hallar una respuesta a esto cabe preguntarse: ¿Qué lleva en el bolso la mujer del siglo XXI?

Esta claro que más que una bolsa de mano, hoy en día, lo que las chicas necesitan es un auténtico baúl para poder meter lo ‘indispensable’ y sobrevivir en su particular burbuja. Necesitan llevar consigo su ‘mini mundo’. No cabe duda de que la gran antecesora de esta tendencia, la que impulsó la aparición del maxi bolso y la que supo adelantarse y entender a la mujer de hoy, fue la entrañable Mery Poppins. Su inconfundible bolso de piel marrón del cual sacaba todo aquello que uno se pudiese imaginar marcó una tendencia.

Por eso, hoy en día toda lady que se precie lleva consigo lo esencial, lo vital y necesario para su propia existencia empezando por el kit de belleza. En él no puede faltar el rimmel efecto pestañas postizas, el gloss para hidratar y dar color a los labios, los polvos para estar perfecta incluso al final del día, y por supuesto, la lima para suavizar y darle forma a esa uña que se ha estropeado. Pero esto no es todo. Llega el turno de las gafas de sol. Dato importante: cerciorarse que las que hemos elegido para la ocasión van a la par con nuestro look. A su vez, añadimos el estuche correspondiente que, como cabría esperar, es de exageradas dimensiones. ¡Qué no se te olvide el MP3 o en su defecto, el e-book! Esto ya depende del día. Recordad las llaves de casa, las del coche, la barrita de cereales para mantener la dieta, el paquete de chicles, los pañuelos, los caramelos de menta para esos molestos y desafortunados golpes de tos. La botella de agua, el paraguas por si llueve, el compeed por si hace daño los zapatos o las pinzas para recogernos el pelo en un momento dado. ¡Attention! Higiene personal. Compresas, toallitas húmedas, analgésicos para los inoportunos dolores de cabeza o molestias premenstruales y como corolario, una fragancia para la ocasión. Las fumadoras, por supuesto, su cajetilla y mechero; y las intelectuales, el bolígrafo de propaganda y el bloc de notas. ¡Caray! La cartera. Aquí llevamos las tarjetas de crédito, acreditaciones, fotos, facturas, vales de descuento y demás papeles innecesarios. Por último y no por ello menos importante, el móvil. Impensable salir de casa sin él, y si lo haces, chica, ¡estás perdida! Sobra decir que el cargador del móvil es esencial. Recuerda: “Chica precavida vale por dos” y un off de batery en el momento inadecuado puede darle a más de una un ataque de nervios…

Este escrito desvela el secreto mejor guardado por las mujeres y aclara la inquietud varonil acerca de qué diablos lleva una mujer en el bolso. Los hombres, en cambio, haciendo gala de su supervivencia innata, como macho alfa, aseguran que sólo necesitan los dos bolsillos del pantalón para meterse el móvil, la cartera y las llaves. ¡Ya están listos para salir! Resulta paradójico escucharles decir esto dado que, en la práctica, parece desvanecerse esa teoría darwinista de la supervivencia de la que algunos tanto presumen. Ya que si nos preguntamos: ¿a quién le piden agua cuándo tienen sed? ,¿y el chicle?, ¿quién les guarda la bufanda o los guantes cuando entran en el bar?, ¿quién les deja el bolígrafo cuando necesitan apuntar?, ¿quién les da un pañuelo para que se limpien los mocos?

Al final, les guste o no, siempre acaban necesitando o pidiendo cosas de lo que llevamos en el bolso. Curiosamente, el día que nos olvidamos de algo, nos miran con recelo. ¡Será posible! En definitiva, si la mujer del siglo XXI, necesita incluir tantas cosas en su bolso, es porque estamos ante una dama prevenida y preparada para la acción. Una mujer precavida, avispada y eficaz, que día tras día se enfunda en sus tacones, se carga al hombro su kit se supervivencia y sale decidida… ¡A comerse el mundo!



*Nota: este artículo no es mío. Pertenece a mi amiga y compañera Tania Vera que muy amablemente, y ante mi insistencia, me ha dado permiso para publicarlo en este blog. No es un tema o un texto como los que suelo publicar en este pequeño espacio, pero creo que es muy bueno periodísticamente hablando y además me siento totalmente identificada. Gracias, Tanifús :)

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