domingo, 13 de marzo de 2011

I Love Japan

No recuerdo haber estado tan pendiente de las noticias como los últimos días. Y es difícil porque se supone que todo buen periodista debería estar siempre al día e informado.
Me río conmigo misma cuando pienso que todos los días, cuando tengo un ratito, pongo en Google la palabra Japón para ver qué nuevos inventos se sacan de la manga, conocer los novedades en cultura como música o cine. Jamás creí que un día no me hiciera falta buscar en Internet y que todos los medios iban a tener el mismo interés por el país nipón que tengo yo.

Cuando puse las noticias y vi lo que estaba pasando pensé: Oh, pobres, ¡que se ahogan! Pero nunca creí que la broma iba a tener tan bastas consecuencias.

Es triste que Japón sea noticia por cosas como estas. Tengo tanto aprecio a esa zona del mundo que me siento mal. Me pongo en el lugar de toda esa gente y me dan escalofríos y una ganas terribles de llorar y preguntarle a la Tierra qué le pasa. Qué injustas estas catástrofes. Golpean con fuerza y les da igual que sean países pobres que serán más pobres tras la devastación; o países ricos que serán más pobres tras la desgracia.

Y no dejan de llegar imágenes: casas flotando, coches calle abajo, desparecidos, muertos, gente sin luz o agua corriente, tiendas sin suministros básicos... y todo esto bajo alarma nuclear. Lo veo/oigo/leo y aún pienso que no es verdad, que es una broma. Triste.


Desde aquí no sé cuánto se puede hacer por ellos. ¿Mandar tropas o brigadas de rescate? ¿Dinero que ni España tiene?
Yo les mando mi apoyo, mi amor, mis condolencias, pongo mi corazón en el núcleo de la catástrofe y rezo por ellos como si rezara por mí misma.
Porque yo amaba a Japón; y ahora, lo amo más que nunca.

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