lunes, 21 de junio de 2010

El gran bodorrio real

La princesa Victoria de Suecia ya está felízmente casada con su prometido y novio desde hace 8 años, Daniel Westling. La ceremonia se celebró en la Catedral de San Nicolás en Estocolmo y a ella acudieron más de 1.500 invitados entre ellos lo mejorcito de las casas reales de todo el mundo.

Las bodas son muy bonitas porque hay amor, felicidad y buenos deseos pero si por algo interesan son por los modelitos. Y a eso me voy a ceñir yo hoy, eludiendo a los mejores expertos en moda sin tener la menor idea de lo que aquí voy a escribir. Aviso de que yo sólo entiendo el es bonito/feo, me gusta/no me gusta.

Dicho esto comenzaré, como no, por los Príncipes de Asturias.
Letizia iba con un vestido muy bonito con flores incrustadas muy acorde al tono de su piel. Agradecieron muchos que la manga le tapara el hombro porque estéticamente la pobre está demasiado delgada y eso de enseñar hueso no queda muy fotogénico. Felipe con su traje y sus condecoraciones apenas tuvo repercusión porque casi todos los hombres iban vestidos igual.




La Infanta Doña Elena ha creado un gran revuelo entre la opinión pública. Un país dividido entre el era horrible y el era espectacular. A mí me pareció que daba el cante, era como si gritara a los cuatro vientos que es española y reforzaba más el tópico español de toreros y sevillanas. El vestido, aunque muy pomposo y de un rosa que yo no llevaría jamás, estaba bien pero esa chaqueta deslucía todo el conjunto.
En cambio el vestido de doña Cristina sí me gustó. Era un vestido como de gasa verdeazulado, recto pero con vuelos muy bonito. Me recordaba a esos vestidos que llevaban las damas griegas y romanas (aunque no tengan nada que ver).


No comentaré el vestido de la Reina, el cual era espectacular y muy elegante como es ella, porque me interesa comentar varias cosas sobre los novios.

Victoria iba guapísima, con un vestido sin ningún adorno que recargara el conjunto, las mangas cortas y una larga cola. La corona era quizá lo que a mi parecer más desentonaba con el conjunto pero ya la llevó su madre en su boda y era casi obligado que la princesa la llevara en la suya.
Lo que no me convence es el novio. En primer lugar le quitaba de un plumazo esas gafas de pasta dura y marrón que me parece que no se llevan nada, o al menos les habría cambiado la montura por una más discreta o transparente. En segundo lugar no llevaba ninguna condecoración y me parecía que la chaqueta iba vacía. Ya que sería duque de Västergötland, al menos darle algún adorno para que se pusiese. El pelo engominado no es que me parecza lo más sexy y menos de la manera en que iba peinado. Sinceramente entre esas gafas y el pelo engominado parecía el tipico empollón collejeado por sus compañeros. Y por último, no termino de descifrar qué es lo que falla pero hay algo raro en esa camisa y el chaleco blanco. Es como si la camisa se le fuese a salir, o quizás debió de abrocharse algún botón de la chaqueta y es lo que veo extraño, no lo sé pero le veo algo raro.


Estas bodas son las que demuestran el poderío de las monarquías de todo el mundo. La demostración de la belleza y el glamour de la élite. Y pese a que esta entrada pueda parecer salida del Programa de Ana Rosa, me gustaría recalcar que a toda mujer nos gusta chismorrear y ver vestidos y tocados.

Que sean felices y coman perdices.



Fotos: el pais.com

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