sábado, 27 de noviembre de 2010

No al Mundo

Hoy es otro día en los que el mundo te enseña que se está volviendo loco y que de verdad, como dijo Hobbes, homo homini lupus, vamos que el hombre es un lobo para el hombre.

Sí, porque tras despertarme esta mañana bien temprano he visto a un malnacido maltratar a su perro debajo de mi ventana. La silenciosa y fría madrugada hacía que los gritos de dolor del pobre animal se oyesen aún más y el nudo de mi garganta aumentara de tamaño impidiéndome gritarle las cuatro palabras y malos deseos que se merecía.

Por cosas como estas una pierde la fe en la gente. Para qué creer en mis semejantes si dentro de ciertos colectivos se encuentran aquellos que maltratan a los animales; los que maltratan a sus parejas o a sus hijos; los que se creen muy machos y violan a las niñas indefensas; los desgraciados que en su intento por conseguir lo que ellos llaman placer trafican y permiten la pornografía infantil; los que encierran a sus hijos en maletas y los dejan tirados en los descampados al lado de sus casas; los ciudadanos de un país en guerra con sus compatriotas o vecinos por razones económicas, racistas o religiosas.


Hace tiempo me preguntaban: tú como futura periodista ¿qué noticias sueñas con pregonar por el mundo? Yo, ingenua de mí pensando que soñar es gratis, dije: la paz en el mundo. Lo dije pensando que era una utopía y hoy lo pienso más convencida si cabe. Si la naturaleza, la cual dicen ser tan sabia, sigue pariendo semejantes engendros llenos de odio y de malos sentimientos, capaces de hacer el mal al prójimo por puro placer, la paz jamás podrá llegar a existir ni en su más mínima expresión.

Si esta es la realidad del mundo que me ha tocado vivir, puedo asegurar que no es la realidad que quiero o me gustaría contar.

Sólo puedo terminar esto con una frase que dedicaría a todos aquellos personajes que he nombrado anteriormente: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.

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